martes, 2 de noviembre de 2010

TORCER EL SINO

TORCER EL SINO

Se llama “torcer el sino” a los procedimientos que consisten en conjurar mediante “rezos” a una persona para la sustitución y extracción de un maleficio que se ha apoderado de su cuerpo por efecto de un hechizo que conduce a esa calamidad inevitable que es el “sino”. Estos procedimientos tratan de conseguir una transferencia del maleficio desde la persona afectada hacia un animal, objeto u a otra persona a la que se le quiera hacer daño. Esta sustitución o “contagio” resta trascendencia al mal que recae sobre la persona que ha recibido el maleficio.
El testimonio que exponemos a continuación es un fiel exponente del modo en que ésta tradición se encuentra arraigada en nuestra provincia y en el siglo XX. Este mismo testimonio dará una visión de la forma de concebir la superstición por parte del pueblo almeriense, así como de la forma de expresarse y conducirse ante ella. Es el poeta regionalista José María Álvarez de Sotomayor, observador y conocedor de estos temas, quien nos lo expone en el poema titulado “supersticiones” extraído de su libro “Alma campesina” (1929) .Este poema como otros varios de este autor significa todo un emporio de datos sobre la etnografía y antropología del Levante almeriense hacia los años treinta del siglo anterior. Por eso los transcribo completo al tiempo que lo comento en sus aspectos costumbristas y lingüísticos por su valor dialectal y etnográfico

El poeta Sotomayor
SUPERSTICIONES

Mujer, denda1 Octubre
desazones tengo
porque un perjuicio grande pa la casa
me va persiguiendo
Llevo tres viajes al Bó2, que la mula
cuanto más le pego
va por el camino más espantaiza3;
pone el rabo tieso

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Si es en el cortijo, cuando dan las ánimas
4prencipian5 los perros a pegar aullíos6
sin que pase nadie
que le descomponen a cualquiera el cuerpo7
Si son las gallinas también
cantaoras se han vuelto y en contao8
que corren las doce o las una9
ya están los mochuelos 10pegando silvíos
en la misma copa del abercoquero11


¡Que más tú mesma te estás deshaciendo
porque cuando guisas te pega llampíos
la lumbre en los guierros
que las estenazas12 en cruz se te quean
cuando caen al suelo


que en menos de un año
llevas tres morteros13
caios de la leja
que se te escarrama14 la sal del salero
que el candil chirrea cuando lo espabilas
y a veces se apaga sin soplar el viento15


¿Y pa que seguirte contando visiones
si dasta las pulgas nos huyen del cuerpo
de lo asustaiza que está nuestra sangre?


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¡Sabe Dios agora16 quien en el cortijo
de los dos seremos
el que va apuntao
Sabiendo yo fijo que Melchor el Ciego
de noche en lo oscuro
divisa los muertos
le preguntaría pa descuido mío
a quien nus tocaba. Pero pa lo cierto
vamos esta noche pa la Sacapunchas
que me diga el rezo de
torcer el sino
que a los animales
se les vaya el nieblo17
pos haciendo cuentas
mejor es que en ellos
foguen18 los visajes
que hablando venenos
que se desgracie
si es preciso un cerdo
u toque a la chota
u al burro, u al perro
a que tú te mueras
pongo por dejemplo.

Si se repara en el contenido de las estrofas precedentes, son toda una lección de antropología. Se podrá apreciar como un mal espíritu o “visaje”se ha apoderado de una familia y de su casa. Esto se manifiesta por determinados fenómenos y signos: los animales están inquietos o llevan una conducta anormal. Cuando los perros de los cortijos ladran desesperadamente sin que pase nadie, es que alguien se ha muerto o va a morir. Es un ladrido inconfundible que se distingue de cualquier otro. Se dice que los perros ven la muerte pasar hacia donde está el próximo que va a morir (Arboleas).Ocurren hechos insólitos...y ante tal situación es preciso hacer algo antes de que la maldición llegue a tener consecuencias nefastas para alguno de los miembros de la familia. Se refiere el marido a quien de los dos, le tocará morir por el maleficio que ha caído sobre la casa. Según la “creencia” popular no exenta de guasa están “apuntaos” en una lista imaginaria todos aquellos que van a morir pronto. La lista guarda un orden de prioridad. El hombre de la casa piensa en preguntar su destino al adivinador “Melchor el ciego”, que “en la noche divisa los muertos”. Algunas personas oyen las voces de los que se van a morir (Arboleas).Existen testimonios actuales sobre personas, no necesariamente curanderos profesionales que poseen cualidades de precognición. Dichas personas en un estado de duermevela afirman conocer el futuro, pero solo en lo que se refiere a las desgracias de personas concretas. Se trata siempre de personas algo anormales. Aquí es Melchor “El Ciego”, un invidente que a pesar de no ver, de noche “divisa los muertos”. El testimonio que yo poseo es el de una mujer sorda, con unas características de personalidad algo concretas .Son personas muy preocupadas, asustadizas, poco comunicativas, misteriosas, observadoras...que posiblemente por intuición o facultades paranormales tienen “revelaciones” en las que dicen por ejemplo que a un miembro de la comunidad, al que “sueñan” (generalmente ya está enfermo) le espera una muerte próxima. También aciertan cuantas personas van a morir durante un mes etc. (Líjar, 1977) .En este caso Melchor el Ciego es llamado solo para que sepa quien de los dos está apuntao o sea, le corresponde morir pronto. Pero el marido lo piensa mejor y acude a otra curandera más específica, la Sacapunchas para que les efectúe un ensalmo que ella solo sabe: “el rezo de torcer el sino”. Este apodo que Sotomayor confiere a esta curandera no está puesto a despropósito, pues las mujeres que curan son poseedoras de otras virtudes poco comunes, como sacar espinas (en el habla dialectal “punchas” o “pinchas”), componer huesos luxados o fracturados, asistir partos, “sacar el sol”, “rezar” la erisipela o como una curandera de Arboleas que tiene un bebedizo aprendido en Mojácar20 para “torcer la voluntad” de los hombres. etc. En este caso se busca a una experta en efectuar un ensalmo o “rezo de transferencia para que el mal pase a los animales (caballerías, cerdos, perros). Pero en última instancia, el marido opta por que, al menos, la trasferencia recaiga sobre su mujer, no sobre él. Es preferible que se muera el cerdo o la burra “a que tú te mueras pongo por dejemplo”.Este fino humor es muy característico de toda la obra del genial Sotomayor.

La Sacapunchas acude a la terapéutica transferencial: la expulsión del agente causal de la enfermedad hacia un animal o hacia otro ser humano, mediante ritos diversos como lo son la imposición de manos, aplicación de saliva o de leche y todas aquellas prácticas en que se apela al principio de “la curación de lo semejante por lo semejante". Y a la logoterapia mágica, en la que el ensalmo, encantamiento o épode poseían acción sanadora sobre el paciente.

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