miércoles, 10 de noviembre de 2010

EMBARAZO, PARTO, PUERPERIO Y LACTANCIA

EMBARAZO, PARTO, PUERPERIO Y LACTANCIA

Para lograr un embarazo deseado y no producido, la mujer estéril ha de acostarse en una colcha puesta a los pies de diversas imágenes de Vírgenes y santos, mientras una curandera va rezando a la vez que realiza a la mujer (que previamente se ha levantado las ropas) diversas cruces sobre el vientre y los muslos con ceniza de olivo quemado en cuaresma, mientras dice:

“Ceniza pura
ceniza santa,
haz de este vientre
nueva morada
Santa Ana
Manda a tu sierva
Criatura sana
San Joaquín
Que en este seno
Florezca un querubín”
Si una embarazada niega su embarazo, el niño nace “pelón” o “pelona” si es niña.
Los “ardores” (pirosis) de la embarazada presagian sin embargo una criatura con abundante cabellera.
Si una embarazada siente “antojos”1Deseos en especial de comida, algo extravagantes que sienten las embarazadas (a horas intespectivas) se dice que sienten “saltar a la criatura”hasta que se cumpla su deseo. Si no se cumple, se adelantará el parto y el niño saldrá, además, con “rosetas” (nevus o alteraciones del color de la piel) que tendrían una forma similar al deseo no complacido. Una mancha en forma de pera, cereza, fresa (la más común...) etc., sería un “antojo”.
El “fijarse” una embarazada en un niño hermoso, se le pegará el color del pelo de aquel...
Si una embarazada mira a una persona fea, el niño sale feo, si por el contrario mira a personas guapas saldrá bonito.
Para vaticinar el sexo, se pone una medalla atada de una cadena sobre el vientre de la embarazada y si la cadena da vueltas, es macho (Níjar, 1977)
La “Sorda” de Líjar tiene entre otras virtudes curanderiles el de vaticinar el sexo de los niños antes de nacer.
Para facilitar el parto hay que suministrar “canela en rama” a la parturienta.
El parto ha de producirse indefectiblemente cuando cambie la luna que su vez vaticina el sexo del recién nacido, en el refrán: “Cuarto creciente, otro diferente, cuarto menguante, otro semejante”.
Se cuentan anécdotas legendarias sobre monstruosidades, como la que refiere el siguiente testimonio:“Fulana de tal ( la informante me dio el nombre de una persona conocida y viva en 1980 y a quien ambos conocíamos personalmente) se quedó una vez embarazada y pasaron nueve meses, diez meses, y hasta doce meses, hasta que una noche echó una cosa como un sapo, pero “grande, grande”y “con toas las patas que podían caberle en el cuerpo”.Le dio el parto, y echó eso, pero ella no se dio ni cuenta, pues lo echó sin dolores. Solo cuando advirtió que no tenía vientre, llamó a su marido, que le encendió la luz y vio aquello en la cama. Aquella cosa “se dio la vuelta”, cayó al suelo y rápidamente se dirigió a la calle saliendo por la “gatera”2(Hueco en la pared o la puerta de los cortijos, abierto a propósito para que los gatos salgan y entren de la casa.) de donde desapareció saltando un muro y nunca fue visto.” Esta historia corresponde sin duda a la expulsión de una mola vesicular.

Durante el puerperio, así como durante la menstruación, se dice que el cuerpo de las mujeres “está abierto” y entonces es muy peligroso que en las proximidades donde haya señoras en ese estado, exista materia orgánica en fermentación, como estercoleros, orujo de oliva, maíz amontonado, etc, pues todo esto al hacer “cochura”, o sea, fermentar desprendiendo calor, es muy peligroso, pues se cuentan con detalle varios casos de mujeres que han sufrido graves infecciones y hasta la muerte por esta causa.
Cuando “las parias(Placenta.) se detienen” (se atrasa el alumbramiento) ha de ponerse una alcuza llena de aceite “boca abajo” sobre el vientre de la parturienta. Si el aceite se derrama, la mujer se desangrará; si no se derrama, al cabo de un rato se producirá el alumbramiento, felizmente. Una vez expulsada la placenta se debe enterrar bajo la copa de un árbol para que ni los animales ni los fenómenos naturales atenten contara ella, ya que esto tendría efectos nocivos sobre la salud del niño. Si esto no se hace el niño padecería posteriormente “alferecía” (ataques epilépticos) o al menos “aljorre”4. (Aljorre: Enfermedad dermatológica de los recién nacidos y lactantes, parecida a una dermatitis seborreica que afecta a cara y frente).(Níjar)En otros lugares se quema la placenta (Líjar)

Una vez terminado el parto, para que la parturienta no sufra dolor, hay que poner la tijera con la que se ha cortado el cordón umbilical, debajo de su almohada.
Durante el puerperio los referidos peligros duran cuarenta días: la cuarentena.Durante la cuarentena no es bueno, ni lavar, ni mojarse, ni “hacer uso del matrimonio”, ni salir a la calle, excepto para oír la misa a la que se llevaba por primera vez al recién nacido para bautizarlo (Níjar).Como alimentos”para las recién parías”son muy recomendables los caldos de gallinas viejas o el chocolate Durante la lactancia no es bueno que la mujer planche ninguna prenda, pues esto origina que se “tapen los caños” efecto que conlleva a una mastitis grave que dificulta la lactancia y que luego habría que curar con un “telillo”de caña o con malvas o bien dando de mamar a un perrillo pequeño.
Si durante la lactancia la madre tiene la menstruación con regularidad, la leche es más “fresca”.
Si la madre bebe mucha leche el niño padece de “verdines”.
El “caldo de pescao” hace mucha leche.
La miel sobre el pezón “llama a la leche”.
Para que la lactante o embarazada en los últimos días “haga leche” habría que picar un cristal en un mortero, cernerlo y darle a la madre una cucharadita disuelta A los tres días(tomas) se empieza a hacer leche. “Se ponían los pechos que reventaban” (Líjar, 1980).Por el contrario, para que se “retire la leche”, la madre se “ordeña” en un vasillo y ese vasillo de leche lo tira al sol tres veces al día, tres días seguidos (Tahal, 1978).También es bueno para lo mismo ordeñarse sobre una corriente de agua.

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