domingo, 14 de febrero de 2010

CARNE CORTÁ

CARNE CORTÁ

Se llama “carne cortá” o “carne desprendía”, al magullamiento y equimosis (a veces tendinitis o pequeñas fisuras) que se produce en las partes blandas a consecuencia de un traumatismo. Al enfermo se le despega la carne del hueso a causa de un golpe (Vélez Rubio; GARCÍA SÁNCHEZ; María Isabel (coord.): Creencias terapéuticas en Vélez Rubio, en Revista Velezana, nº 19, año 2000, pp.195-202).
La carne cortá se reza para que se una al hueso de la que está desprendía.
El síntoma principal es el dolor difuso y alguna equimosis o inflamación También cierta impotencia funcional.
Para su tratamiento se enciende la “lumbre” donde se coloca una sartén, en la que se vierte la cantidad de agua a una taza (en el Taberno es una olla o puchero) a la que le falte un “poquico”.Esta misma taza se pone “boca abajo" sobre el agua de la sartén puesta al fuego y encima de la taza unas tijeras en cruz. Mientras tanto ha de pronunciarse por parte de los especialistas en rezarla (curanderos no profesionales que cada comunidad, pueblo o aldea posee) el siguiente ensalmo:
“Fulanito de tal (nombre de la persona
afecta)
esta “carne cortá”te voy a rezar”

Cuando el agua comienza a calentarse se sigue “rezando”(Es otra fórmula de diagnóstico- tratamiento que conlleva a que si no da resultado es que no es “carne cortá” (Es un diagnóstico “exjuvantivus”)

“Si tienes (Fulano)
la carne cortá
te voy a rezar
Si tienes la carne cortá
que se vuelva a su lugar” (El agua)

Y con la mano, se hacen tres señales de la cruz sobre las tijeras.
El ensalmo se repite tres veces. Coincidiendo aproximadamente con la tercera repetición del rezo, el agua comienza a hervir. Entonces se dice que efectivamente el enfermo padece efectivamente de “carne cortá”. El agua “silva”, metiéndose rápidamente en al taza vertida sobre el agua hirviendo. Si por el contrario el agua que hierve, no se introduce en la taza, el enfermo no padece de “carne cortá”.Si el diagnóstico es positivo, el curandero procede durante un cuarto de hora aproximadamente a efectuar masajes con los dedos mojados en su propia saliva, sobre la parte afecta. Así se sanaría.
En el área II (Hortichuelas –Níjar) se puede curar la “carne “cortá” con “pasás” de agua sal.
En Taberno, la oración que se reza es la siguiente:
“En las viñas de Adán
tres ángeles la cuidaban.
Tres cavan y tres labraban,
y los tres carne cortaban
Santísima Trinidad
si es “carne cortá”
que se vuelva a su lugar”
Cada tres veces repetidos esta jaculatoria, ha de rezarse detrás un padre nuestro, y al terminar las tres jaculatorias, un credo.
También el Taberno tenemos otro rezo:
“En las viñas de Abraham
tres podaban
tres cavan
tres labran
tres la carne cortada curaban
Juan Gaspar y Baltasar,
que a la persona o animal
este dolor han de quitar”
Cada tres veces, un padre nuestro y un ave Maria.
En las Bocas de Oria
“Por aquí pasó Cristo
antes que el mal fuera visto,
venían tres ángeles detrás
Juan y Gaspar y Baltasar
El mal fue visto,
muera el mal y viva Cristo”

Paraje de Mojácar


En Mojácar se conoce el siguiente rezo:
“Cuando Jesucristo
por el mundo andaba
desnudo vestía
de “colorao” calzaba
Una mujer se encontró
una mujer se encontraba
¿Dónde vas bicho venenoso?
a comérme los huesos de (...nombre del enfermo)
Pues no te los comerás
Que con mis cinco deos
mi mano llana
te “deshacerá”
como la cal en el agua”

En Vélez Rubio (García Sánchez, 2000) refiere dos formas de curar La carne cortá:

Al igual que arriba se colocan las tijeras, la sartén y la taza boca abajo y se pronuncia el siguiente rezo:

“A la viña del Señor entré
nueve ángeles me encontré
tres podando, tres labrando,
tres carne cortá curando
Si tienes carne cortá (nombre del enfermo)
en (zona afectada)
en el nombre de la SantísimaTrinidad
se le cure.
A continuación se rezan un Padre Nuestro, un Ave María y Gloria (3 veces) y en el momento que la sanadora nombra al enfermo, con la mano abierta bendice las tijeras a modo papal, haciendo tres cruces sobre ella. Apaga el fuego, y dependiendo de la cantidad de agua que ha pasado a la taza el resultado es más o menos efectivo y la magnitud del mal es más o menos grande. Si el agua no pasa a la taza, no sería carne cortá.
La otra modalidad descrita para Vélez Rubio consiste en que el curandero hace cruces sobre la zona afecta mientras dice:
“Sea por siempre bendito y alabado
el santísimo Sacramento del altar
La gran reina de los ángeles
María Santísima concebida
sin pecado original.
Tu primer instante
nuestro ser natural. Amén (nombre del enfermo)
bardao/a de carne cortá.
Tres cortando, tres orando
y tres carne cortá curando
y Dios sobre todo”
Se rezan acto seguido tres padrenuestros y tres avemarías. Se reza por la mañana y por la tarde, un numero impar de días.
En Albox. tras el rezo, la curandera se queda con un mechón del pelo del enfermo, para seguir rezando cuatro o cinco días más, estas veces ya sin la presencia del enfermo. A los pocos días se quita el “maullao” (Albox, 1992)
En Turre ha de rezarse nueve veces la siguiente oración (GRIMA, 1994):

“Al huerto de Jesucristo entré
y con tres me encontré
Tres curando
Y tres la carne cortando
A (nombre del enfermo) le reza por el dolor de hueso
por carne cortá, por clase otra más
con mis cinco dedos, con mi mano llana
deshecho se vea
como sal en el agua”
Se reza esta oración los días necesarios para la completa curación, con la condición estricta de que en la cura no debe mediar ungüento o medicamento alguno.
En Taberno me cuentan una anécdota en la que los médicos del Hospital de la Inmaculada tuvieron que volver a fragmentar una fractura mal consolidada, a la que achacaron que la excesiva consolidación anterior, era a causa de que al enfermo le habían rezado la “carne cortá”: “si no le hubieran rezado, no hubiera curado tan bien”.
Vemos cierta duda diagnóstica, interviniendo en un espectro curativo de tres males distintos: la carne cortá, el dolor de hueso y otro proceso inespecífico.
El sanador acaba como ocurre en el mal de ojo y en la “tericia”, con el mal transferido a sí mismo y enfermando con el dolor traspasado. Siente daño, dolor, le lloran los ojos y bosteza.

Tenemos en la cura empírica de la “carne cortá”: como instrumentos curativos: una taza, que no deja de ser un recipiente prehistórico, argárico o neolítico, romano, árabe, moderno. El agua. El fuego, el calor. Un rezo que en este caso no invoca a elementos cristianos o cristológicos. Una oración pagana en la que se añade una señal de la cruz (elemento cristiano o tal vez también precristiano?).Unas tijeras, elemento de la edad de bronce o de hierro; a éstas se les conjuran con bendiciones. Se procede a la extracción del mal por el fuego y el agua hacia un recipiente que nos hace ver en el vapor al espíritu de la enfermedad. Y por fin el empleo de un procedimiento empírico(los masajes), pero efectuados con otro elemento curativo de carácter humano y orgánico: la saliva. También la sal, como elemento telúrico. Se invoca a la Santísima Trinidad para que nos proporcione el diagnóstico y la cura al mismo tiempo. Es una forma de diagnosis y terapéutica conjuntas. Se emplean las tres jaculatoria católicas más conocidas: el padrenuestro el avemaría y el credo. Elementos bíblicos: parajes bíblicos o legendarios laborados por ángeles o arcángeles y el paraíso, el que está entre las paredes de Babilonia: “las viñas de Abraham”,”la viña del Señor que aran los ángeles”. Nombres míticos actualizados en el Nuevo testamento: Juan, Gaspar y Baltasar evocan a los reyes Magos pero en esta caso son seres remotos, arcangélicos. Cristo es el vencedor del mal. También el Señor. La Virgen María ocupa un lugar más secundario. Un elemento puramente católico se ve en el rezo de Vélez Rubio es el Santísimo Sacramento del Altar, moderna adquisición de la liturgia católica. Los números son el tres y el nueve. El tres simboliza la Trinidad, el nueve: tres veces tres, es la perfección de la perfección Los días son impares .Lo impar es lo masculino, lo par lo femenino.http://www.lulu.com/content/libro-de-tapa-dura/la-medicina-popular-en-almer%c3%8da/4748171

martes, 9 de febrero de 2010

LA TERICIA

LA TERICIA


Se engloba bajo esta denominación, a una serie de síntomas correspondientes a procesos de tipo anémico o hepático (hepatitis viral, ictericias obstructivas, clorosis, anemia hemolítica, incluso depresiones nerviosas etc.) que cursan predominantemente con palidez, astenia, ictericia, cambio de carácter, “decadencia”y otros síntomas. No siempre la ictericia es el síntoma principal. Hay “tericia” sin ictericia. En Benitagla se afirma que el principal síntoma de la “tericia” es que se “aburre el pan”. Para otros sería consecuencia de un “derrame de hiel”, consecuencia de sustos, de anorexia o de malas digestiones. La terapéutica principal es “mirarla”.
La sintomatología de la “Tericia” es descrita con singular maestría por el poeta Sotomayor que da magnífica lección de la Medicina Popular almeriense, en uno de sus poemas:

LA TERICIA



Nadie sabe afijo
que es lo que l`entrao

..................................

se l`entarquinao (Entarquinao: Lleno de lodo los bancales (Escobedo), La misma acepción en Murcia. Aquí en el Almanzora :ponerse la piel del color del tarquín O sea, afecta de palidez o ictericia)
su color de fuego
s`ha perdío del pago
s`ha ío de su boca
su risa y su canto,
--y los días enteros
se pasa llorando.
Su madre nos dice
cuando apreguntamos
q`es mal de tericia
lo que l`ha mudao.

He recogido testimonios de esta afección en Benitagla, Líjar, Níjar, Taberno y Rambla de Oria. García Sánchez, 2000 la recoge para Vélez Rubio. Torres Montes (2003) habla también de ella.
El saber popular clasifica la “tericia” en “amarilla”, “verde” y “pasá”, en orden al pronóstico y a la gravedad de la misma, siendo la más leve la “amarilla”(ésta puede curarse con solo dos o tres sesiones). La “verde” no es mortal, pero responde poco a la terapéutica. La “pasá” tiene un pronóstico infausto y el sanador ante ella no “puede hacer ná” porque los familiares se han descuidado y han acudido tarde al curandero que la “mira”.Ni las medicinas que mandan los médicos hacen ya nada para esta afección “pasá”. La tericia amarilla puede perder su relativa benignidad y entonces agravarse y hacerse “pasá”o incurable. Torres Montes (2003) solo la diferencia en normal y pasá. En Oria se distinguen tres clases: “roja”, “amarilla” y “negra , en orden de gravedad. Una afección “negra” en el lenguaje popular del Almanzora es la de máxima gravedad .Por ejemplo se dice:”tengo un resfriao negro...”
Las personas que poseen la gracia para “mirar la tericia” y de este modo curarla, son curanderos no profesionales. Se trata de especialistas exclusivos en este mal. Generalmente son hombres (Taberno, Rambla de Oria, Níjar) al contrario de lo que suele ocurrir con los especialistas en otros males como el mal de ojo o la culebra que por lo general son mujeres. Estos hombres son una especie de “zahoríes” que tienen mucha “fuerza en la vista” o “fuerza en la mirá”, tanta, que pueden ver a las mujeres desnudas y por eso aciertan fácilmente el color de las prendas íntimas femeninas. Tal ocurría con “Joaquín el de la Tericia” de Níjar, que adquiere su apodo por la gracia adquirida para mirar esta afección popular. (Por la misma razón si no pagas bien al zahorí, éste tiene la facultad, de pasado un tiempo hacer que tu pozo se seque.)
Para la cura de este proceso parece ser que no existen oraciones. Solo se cura con la gracia o fuerza que el curandero tiene en la vista. Este sería portador de una dynamis curativa ante la cual, la vis morbis (fuerza de las enfermedades) es neutralizada por otra fuerza: la de la vista del curandero, la energía que éste tiene en la vista.
Cuando un enfermo acude a que el sanador le “mire”, si el médico le ha prescrito inyecciones, inmediatamente se las suspende; asegurando que las inyecciones son “contrarias” a la “tericia” o sea, son perniciosas para la afección. (Recuérdese que uno de los mecanismos más frecuentes de la transmisión de las hepatitis B y C, son las agujas de inyección). Los “curadores” que es imprescindible que estén en ayunas para “mirar” miran de forma atónita primeramente durante unos pocos minutos “fijamente” al paciente, al tiempo que realizan una pequeña anamnesis de sus males al enfermo y a los familiares que le acompañan, dictaminando muy pronto si de trata de “tericia” o el mal es otro. Si el diagnóstico es positivo, proceden a su clasificación según el grado de gravedad. Si el caso lo requiere, hacen sentar al paciente a unos metros del sanador que también permanece sentado y en silencio “mira” durante un cuarto o media hora al enfermo. Durante varios días el paciente tiene que acudir a ser “mirado”hasta que se encuentre completamente curado. Cuando la tericia está “pasá”, el curandero la reconoce “na más que verla” y su pronóstico como ya hemos dicho, en este caso es infausto.
La tericia ha de ser mirada un número impar de veces.
Se dice que los que “miran” la “tericia” sufren mucho: “se ponen muy malicos también ellos. Se ponen muy flojos, sufren mucho mientras miran”. Vemos que el procedimiento es una forma de curación “por transferencia” del mal del enfermo a la persona que lo cura, como ocurre en otras dolencias como el mal de ojo o las verrugas. Sobre el curandero ya citado del Campo de Níjar, Joaquín “el de la Tericia”, familiar de Paca la Coja, la novia de las “Bodas de Sangre”, anciano de más de ochenta años que curaba por los años ochenta del siglo pasado, oí decir:“ya está muy viejo, ya no mira. No quiere mirar porque se perjudican ellos. Se pone mu flojo cuando quita la “tericia”, se pone mu malo”.Así me hablaban de ese viejo que “ya no ejercía su virtud”. Ya el abuelo de este personaje al que llamaban el “Baldao”también miraba la tericia. Tenían una mata en la pared de la habitación, “que la tenían como sagrá”, “no la vayas a tocar a la mata”, decía. El padre curaba los brazos, las piernas, dolores, magullamientos, huesos...era muy bueno. Venía gente de muchos sitios a curarse. La nieta también sabe mucho de hechicerías”.
La mirada de éste sanador era “tan fuerte” como para absorber el mal que era transferido a sí mismo.
En la Garrucha de la posguerra curaba Andrés el de la Tericia.”Ante el paciente representaba una escena de contorsiones y gestos vesánicos y furibundos que supuestamente desalojaban el mal. Previo a cada ataque se tomaba una copa de licor que le servía su mujer .Venían a su consulta gentes de todo el contorno; tenía mucha fama. Curaba la tericia y el mal de ojo junto ala fábrica de hielo de Garrucha” (Siles Artés: “Una vida por libre”.Axarquía, 2004)
Cuando el curandero vivía cerca como ocurría con “Joaquín el de la Tericia” se hacía necesario por los vecinos hacerse curar como “tericia” algunos procesos que en otro lugar hubieran sido catalogados, por ejemplo, de mal de ojo o de “sol en la cabeza”. La existencia de un curandero cercano en medios rurales sin medios de transporte, condiciona adecuar el diagnóstico de muchas enfermedades populares en una sola, solo por la necesidad de que el enfermo sea tratado de alguna manera. Este sanador solo cobraba la “voluntad” Solo admitía lo que el enfermo quisiera darle en dinero o en especies, porque sino podría perder la “gracia”.
En la comarca de los Vélez se recoge también la “tericia”que ha de mirarse tres veces.
Quien sufre de “Tericia”debe salir al campo y buscar una mata de manrubio y dirigiéndose a ella decir:

“Buenos días manrubio
que te vengo a visitar
con una poquita de orina
y una poquito de sal”
El cantueso tomado en infusión nueve mañanas seguidas es bueno para la “tericia”
La Isabel la “Desmayá”vio a una de “tericia” y se puso ella también muy mala (Líjar, 1978)http://www.lulu.com/content/libro-de-tapa-dura/la-medicina-popular-en-almer%c3%8da/4748171